Viaje de bus
- La Dramática
- Dec 30, 2020
- 2 min read
Las carreteras son perfectas. Puedo ver poco o muy poco del exterior porque viajo de noche. Pero también porque tengo la mirada fija en el libro que he escogido para leer en el trayecto. Es un libro de teatro. De obras para ser más precisos. Estoy encantada con este autor, pienso que me atrae su locura y sus obsesiones. Sin duda es un tipo muy excéntrico. El perfil de artista tipo sexo, drogas y rocanrol. He tenido que detener mi lectura porque el bus ha parado. El conductor anuncia que tenemos 15 minutos y que habrá que hacer un cambio de conductor. Qué lástima, pienso. Este, aunque no he cruzado palabra con él, me ha caído muy bien. Recojo mi mochila, porque siempre hay que ser precavidos y bajo del bus. Apenas salgo me encuentro en un lugar desolado y amplio. Es un lugar de comidas muy moderno y bonito. Tiene un letrero gigante de luces de neón rosa. Me imagino en una película americana de esas ochenteras, en uno de esos lugares donde podías ver cine desde los autos. No recuerdo como se les llama. ¿Autocine? No lo sé. Recuerdo que tengo la cámara de fotos en la mochila. He pensado dos veces antes de traerla, pero justo ahora me doy cuenta que fue la mejor decisión. Hace muchísimo tiempo que no tomo ninguna foto, que no disfruto de tenerla en mis manos. Había olvidado que una cámara es una cámara y un celular pues un celular. Me aparto del bus mientras todos ingresan al local y me quedo ahí, parada en medio de la pista, todo oscuro, para tomar la foto. Me gustaría que alguien me tome una foto aquí. La noche lo ocupa todo. Es solo el principio del viaje, me quedan varias horas más. Subo al bus. Saludo al nuevo conductor y me pongo a escribir esto en una nota del celular.
De pronto hacemos una segunda parada, inesperada. Una mujer se ha acercado a pedirle al conductor que pare. Yo estoy sentada, en el asiento número 1, justo al lado de la puerta, detrás del conductor. Es por eso, que me he ganado con la petición de la mujer El bus para. Detengo nuevamente mi lectura, alzo la mirada y estamos en una estación muy parecida a la anterior. Lo primero que veo por la ventana es otro letrero gigante con luces de neón, pero esta vez verde. No sé muy bien porqué, pero estoy fascinada. La mujer ya no está.
30/11/2018 - Rumbo a Málaga, España.
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